Mis ojos
*Hoy mis ojos te ven*
Job 3: 1-12 - Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. Y exclamó Job, y dijo: Perezca el día en que yo nací, Y la noche en que se dijo: Varón es concebido…
Media como unos 6.3 pies de estatura y caminaba entre los autos extendiendo su mano para que alguien en el semáforo se apiadara de él. No podía creer que un hombre tan grande y aparentemente fuerte estuviese pidiendo limosna. Entonces pensé despojarme de mis prejuicios y le llamé para darle algo; Aproveché y le entregué una tablita que decía: NO TE RINDAS. ¿Casualidad? No creo, en CRISTO no hay casualidades.
¿Te has sentido alguna vez con ganas de nunca haber nacido? ¿Alguna vez hubieras preferido ser un árbol o un animalito silvestre en vez de ser un ser humano?
Cuando era niño me pasó con frecuencia. Recuerdo que cuando tenia diez años supe que mis padres se iban a divorciar, para mi esa noticia fue devastadora. Mi mundo se derrumbaba y lo peor de todo era que muy poco podía hacer al respecto. Entonces, una noche pensando en mi cama sobre lo que pasaría, decidí escaparme de la casa y con mi acto enviarles un mensaje a mis padres. Hacerles reconsiderar su decisión era mi inocente objetivo.
Como olvidar aquella madrugada… Hice una mochila y la llene con alimentos, ropa, y hasta me llevé la perrita de la casa como acompañante en mi ingenua travesía. Aun no había salido el sol y con mi bicicleta, mochila y perrita fui a parar a una urbanización aledaña. Una vez salido el sol mi corazón empezó a sentir temor, miedo de lo que pasaría cuando mi madre se diera cuenta que me había ido de la casa.
Tan solo una nota había dejado en la mesa del comedor que decía: -“Me voy de casa para que le digas a papá que no voy a volver si se divorcian”… -“Me llevo conmigo a Panchita (la perrita).
Han pasado ya muchos años y nunca olvidaré que en mi impotencia llegué a pensar que tal vez hubiese sido mejor si nunca hubiese nacido. En fin, que mis padres terminaron divorciándose y a partir de ese evento llegaron más y más tormentas a mi vida. A partir de ahí fueron muchos mis naufragios.
Job, al igual que yo, seguro pasó por eso. Esa sensación de no tener respuesta a lo que acontece, esa terrible amargura que va convirtiéndose en depresión y baja autoestima.
Hoy es uno de esos días en donde recuerdo mi pasado y me pregunto si tenia que haber sido así. Probablemente no, pero, en todas estas experiencias he podido ver la mano de Dios obrando a mi favor. Solo Jesucristo me ha dado su apoyo cuando nadie se daba cuenta de mi dolor, solo Dios me ha restaurado al punto de hoy con certeza y profunda fe poder decir: Hoy mis ojos te ven.
Job 42: 4-5 - Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.
Serafín Alarcón Carrasquillo - tablitas1.blogspot.com
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