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Mostrando entradas de enero, 2018

No te rindas

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Isaías 41:10 - Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.

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Creele* Los domingos acostumbramos hacer un devocional y estudio de la Palabra en la mañana. Luego en la noche realizamos el culto. Hoy ha sido una mañana y media tarde hermosa en donde Clarimar trajo un pasaje de Éxodo maravilloso. Luego discutimos Malaquias 3, el Salmo 42 y Dieguito trajo uno en Deuteronomio. Les cuento que la presencia del Señor fortaleció nuestros corazones a un punto sobrenatural. Hablamos de mis experiencias en el día de ayer cuando evangelizaba en las calles de mi amada islita. En fin, que ahora me encuentro en mi mesa de trabajo listo para hacer tablitas para la evangelización del martes en adelante. Y, mientras las monto medido todo lo que Jesús ha hecho a nuestro favor. Como nos ha mantenido unidos por medio de su gracia y AMOR. Sí, Cristo nos da la victoria aún antes de que entremos en batallas. ¿Lo puedes creer? Claro que sí, yo se que tu lo crees ya que al igual que nosotros acá, hemos sufrido la deleitosa caricia del favor inmerecido del Señor. Un Di

Dios cumple SIEMPRE sus promesas

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*Anhelos* Inundación de anhelos guarda mi alma. Anhelos y deseos a veces demasiado añejos. Ayer estuve llevando la Palabra en varios pueblos del norte de mi amado Puerto Rico. Fueron muchos los encuentros, fueron muchos los rechazos. Como en tantas instancias, en una calle sin luz se esconden de la buena nueva. Han olvidado que existe Dios y que Él anhela, al igual que yo, transformar sus vidas. Recuerdo que cuando entré a la oficina de una vendedora de autos sus ojos llenos de ira me anunciaba como un letrero que dice: "No quiero escucharte". Y bueno, en tres ocasiones le ofrecí una tablita. Pero, invadida por miedo, dureza o sólo el Señor sabe, se empeñó en rechazar la Palabra. Me despedí diciéndole que su salvador Jesucristo le amaba. No para sorpresa mía, me ignoró como se ignora lo que es irrelevante. Entoces me sumergi en el silencio casi llorando por dentro. Al final fui yo quien habrá quedado por ella sin aliento y sin respiro. Inundación de anhelos guarda mi co